Despojado de mis sentimientos,
absorvido por el infierno
gritan mis palabras implorando mi muerte;
hermosa divinidad.
El rojo anhelo de mi funeral
la puerta a donde no soy,
el mundo al que pertenezco,
la muerte me enamora de si misma.
Arrastrado, maltratado y cobijado,
escapo de una jaula infinita de bufones
que aumentan mis ganas de desaparecer
yéndome de este mundo con una mueca ingrata.
Una sonrisa en mis labios
y desdén en mi mirada,
un frenesí de furia descomedida,
con los ojos cerrados -opacos- listo para partir.
Suelto mis alas,
monto en mis lágrimas,
grito el dolor
pero ya llego a las profundidades del abismo.

Comentarios